El verano, y el de este año especialmente con sus altas temperaturas y sus olas de calor encadenadas, es el momento de mayor riesgo para sufrir los efectos del golpe de calor.
Es una situación en la que nuestro organismo es incapaz de regular su temperatura mediante los mecanismos habituales, produciéndose un aumento de la temperatura corporal y una pérdida de agua y de sales minerales, y así, poniendo en peligro nuestro buen funcionamiento.
Los síntomas del golpe de calor en las bodas
- Cualquiera de nosotros podemos sufrir un golpe de calor; los ancianos, los bebés, las personas con afecciones crónicas, las personas con obesidad y los deportistas. Deberemos controlar y asegurarnos de que mantenemos una hidratación correcta durante todo el día.
- Los primeros síntomas del golpe de calor pueden pasar desapercibidos o pueden atribuirse a otras causas, como el cansancio, el dolor de cabeza, los mareos o las náuseas son la primera señal de que nos encontramos ante una situación de emergencia.
- Otros síntomas a tener en cuenta son los calambres musculares, la sequedad de la piel, la sed intensa y la sequedad en la boca, la sudoración excesiva y el estado de desorientación.
¿Cómo prevenir el golpe de calor en vuestra boda?
- Lo más importante es mantenernos correctamente hidratados, a poder ser con agua, evitando las bebidas con cafeína y con alcohol. Evitar las comidas copiosas y realizar ingestas ligeras a lo largo del día. Habrá que estar en un ambiente fresco y evitar exponernos al sol en las horas más calurosas del día.
- Si tenemos que salir a la calle es necesario proteger sobre todo la cabeza. Nuestra ropa debe ser acorde a la temperatura del día, y debemos utilizar prendas transpirables, ya que el sudor es nuestro principal
mecanismo de refrigeración. - Para los deportistas es importante mantenerse bien hidratados a través del agua y de bebidas isotónicas. Las mejores horas para hacer deporte al aire libre serán el ocaso y la salida del sol.
¿Y si alguien sufre un golpe de calor durante boda?
Tenemos que observar los primeros síntomas, de modo que podamos ayudar a bajar la temperatura del cuerpo llevando a la persona a una zona aireada y con sombras donde procederemos a refrescarle la piel por medio de compresas húmedas. Deberemos ofrecerle agua fresca (siempre que se encuentre consciente) y colocarle tumbado con la espalda recta y las piernas elevadas para favorecer la circulación sanguínea. No debemos proporcionar nunca medicamentos.
Si la temperatura no desciende, y presenta palidez o pulso débil es importante que llamemos a un médico de urgencia para que valore la situación y pueda actuar de forma inmediata.